HORA SANTA
Uno de los ritos del Jueves Santo,
dentro de la celebración de la
Cena del Señor, es la reserva del Pan consagrado para la
adoración de los fieles. Es lo que en nuestra tradición conocemos como "la
vela del Santísimo ante el Monumento" (altar donde se deposita el Cuerpo
del Señor).
Nació como un
gesto práctico en siglos XIII-XIV para favorecer la adoración en la tarde-noche
del Jueves Santo. Antes este monumento era una especie de "sepulcro"
donde se guardaban las formas, incluso se enterraban, se colocaban guardias a
los lados, se ponían emblemas fúnebres, e incluso se representaban dramas
teatrales sobre el entierro de Jesús. Como vestigio de todo esto ha quedado la
hora santa. Hoy día, este momento consiste en una oración breve, profunda,
meditativa, de alabanza, iniciando la
Pascua del Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos :
Como
el Padre me ha amado, así os he amado yo ; permaneced en mi amor. Si guardáis
mis mandamientos, permaneceréis en mi amor ; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y
permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en
vosotros y que vuestra alegría llegue a
plenitud.
Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros
como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus
amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo
siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que
he oído a mi padre os lo he dado a
conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido ; y os he destinado para que vayáis
y deis fruto y vuestro fruto dure.
De
modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre, os lo dé. Esto os mando: que os
améis unos a otros.
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