miércoles, 8 de mayo de 2013


1. PROCLAMA MI ALMA
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador.
Nadie ha hecho tanto por nosotros como nuestro Dios:
nos salvó ya desde siempre
sin ser nosotros conscientes de ello,
hasta pasado algún tiempo;
nos ha colmado de tantos favores,
que muchos envidian nuestra suerte.
Por eso, con María y como ella, decimos:
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador.
Nosotros se lo debemos todo a nuestro Dios,
que es santo y poderoso,
que es fiel y nunca falta a su palabra,
que está en el corazón de cada hombre
y desea nuestro bien.
Por eso, exultamos de gozo y con María le cantamos:
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mí salvador.
A Dios no le agradan los que están seguros de sí mismos,
pues se dejan engañar por su corazón.
Le complacen los sencillos y limpios de corazón.
A los pobres y humildes que viven sin pretensiones
les pone por encima de los señores de engreído corazón
y por encima de los que buscan a Dios en el dinero y el poder.
Llenos de gozo, digamos, pues, con María:
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador.
A nosotros nos ha llamado Dios a vivir
en pobreza, castidad y obediencia,
a fin de estar así más disponibles para la misión.
El está siempre con nosotros, animando con su Espíritu
nuestra existencia y nuestra palabra.
Por eso, gozosos y agradecidos
le cantamos, con María:
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador.
EI nos ha hecho comprender que su amor reposa
en las comunidades de creyentes;
y nos ha concedido el poder compartir con otros,
en la vida comunitaria,
toda la riqueza de su plan de salvación.
Con agradecido corazón, como el de María, cantamos:
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador.
El nos ha hecho depositarias de su gracia,
de su paz y de su amor, de su palabra y su perdón,
y nos ha enviado para que lo transmitamos
a todos los hombres de buena voluntad,
de generación en generación.
Por eso, gozosos le cantamos con María:
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador.
ÉI nos ha dado como madre a María.
Por eso, con ella, exultantes de gozo le cantamos:
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador,
Fiesta de la Ascensión
12 mayo 2013


  
Evangelio de Lucas 24, 46-53
        

         En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
         ― Así estaba escrito: El Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.
         Y vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto.
Después los sacó hacia Betania y, levantando las manos, los bendijo.
Y mientras los bendecía, se separó de ellos (subiendo hacia el cielo).
Ellos se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Domingo VI de Pascua
5 mayo 2013


  
Evangelio de Juan 14, 23-29        

         En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
         ― El que me ama guardará mi palabra y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.
         El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.
         Os he hablado ahora que estoy a vuestro lado; pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.
         La paz os dejo, mi paz es doy: No os la doy como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy y vuelvo a vuestro lado”. Si me amarais os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo.