Queridos hermanos en la fe,
Todos estáis informados con detalle de los terremotos y sus consecuencias sucedidos en Lorca. Dolor y lágrimas han sembrado de tristeza las calles de la ciudad del sol y parece como si el miedo se resistiera a desaparecer. A todos nos han dolido las nueve personas que murieron, más las dos que aún no habían nacido, compartimos los sufrimientos de los heridos y las casas destruidas por la terrible fuerza de la naturaleza; lamentamos también los gravísimos daños causados en la estructura de todas las iglesias, teniendo que ser cerradas al culto necesariamente. Pero, en medio de esta angustia, que tardará en disiparse, ya vemos bastantes rayos de luz, que alientan nuestra esperanza.
Quiero que sepáis que me he sentido muy orgulloso de los sacerdotes que están sirviendo en Lorca, para hablar de ellos me faltarían palabras, por eso me limitaré a alabar la actitud y el coraje, que han demostrado, porque no han perdido la calma y han permanecido ayudando a la gente, aunque estaban hechos polvo, destrozados y llorando como no os podéis imaginar… Os ruego que recéis por ellos.
La Diócesis ya tenía el lunes la evaluación de todos los daños y, de hecho, mandé a la Conferencia Episcopal un informe de 50 páginas explicando cada caso y la valoración de lo que supone la restauración…; ese mismo informe sirvió para presentarlo a las autoridades civiles y al seguro. La colaboración con nuestras autoridades ha sido muy estrecha y en total sintonía. Manifiesto mi agradecimiento a los técnicos y a las empresas que se brindaron a colaborar desde el primer momento. Informamos que en poco tiempo se salió al encuentro de lo más dañado del patrimonio, se quitó todo lo que podía ofrecer peligro, guardamos los objetos sagrados e imágenes y se acordonaron las zonas de riesgo.
Agradezco las muestras de solidaridad y las iniciativas de ayuda surgidas del corazón de las personas e instituciones, que nos han llegado a lo más hondo de nuestro ser. Pero la necesidad está llamando a la puerta con más fuerza y no podemos cerrar los oídos, por esta razón os convoco el día 29 de mayo a una respuesta urgente, a hacer una colecta en todas las parroquias y comunidades de la Diócesis, que irá destinada íntegramente a ayudar a los hermanos de Lorca. Mi intención es formar una comisión, en la que estará Caritas, para que, en primer lugar, con esta ayuda, se atiendan a las personas y aquellos casos de urgente necesidad que afecten a las familias en dificultad y, luego, a cubrir las carencias, según las posibilidades, para que se pueda restablecer la vida ordinaria de nuestras comunidades parroquiales. Sed generosos, por favor.
Os agradezco de antemano vuestra generosidad, que espero esté a la altura de vuestro corazón.
Que la Santísima Virgen nos ampare bajo su manto y nos proteja de todo mal, para que podamos tener tiempo de restaurar la vida, sin la tormenta del miedo y, así, disfrutar de una tranquilidad estable para bendecir al Señor.
+ José Manuel Lorca Planes
Obispo de Cartagena
