El pasado viernes 1 de marzo, como cada primer viernes de marzo se celebró el tradicional besapié al Cristo Nazareno en nuestra parroquia.
domingo, 3 de marzo de 2013
jueves, 28 de febrero de 2013
Domingo III de Cuaresma
3 marzo 2013
Evangelio de
Lucas 13, 1-9
En una ocasión, se presentaron algunos
a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre vertió Pilatos con la de los
sacrificios que ofrecían. Jesús les contestó:
― ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás
galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y si no os convertís, todos
pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre
de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de
Jerusalén? Os digo que no. Y si no os convertís, todos pereceréis de la misma
manera.
Y les dijo esta parábola:
Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en
ella y no lo encontró.
Dijo entonces al viñador:
― Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera
y no lo encuentro. Córtala, ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?
Pero el viñador contestó:
― Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré
estiércol, a ver si da fruto. Si no, el año que viene la cortarás.
miércoles, 20 de febrero de 2013
Domingo II de Cuaresma
24 febrero 2013
Evangelio
de Lucas 9, 28-36
En aquel tiempo, Jesús se llevó a
Pedro, a Juan y a Santiago a lo alto de una montaña, para orar. Y mientras
oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos.
De repente dos hombres conversaban con
él: eran Moisés y Elías, que aparecieron con gloria; hablaban de su muerte, que
iba a consumar en Jerusalén.
Pedro y sus compañeros se caían de
sueño; y espabilándose vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él.
Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús:
― Maestro, qué hermoso es estar aquí.
Hagamos tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
No sabía lo que decía.
Todavía estaba hablando cuando llegó
una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la
nube decía:
― Este es mi Hijo, el escogido;
escuchadlo.
Cuando sonó la voz, se
encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a
nadie nada de lo que habían visto.
jueves, 14 de febrero de 2013
Domingo I de Cuaresma
17 febrero
2013
Evangelio de Lucas 4, 1-13
En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del
Jordán, y durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto,
mientras era tentado por el diablo.
Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre.
Entonces el diablo le dijo:
― Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en
pan.
Jesús le contestó:
― Está escrito: “No sólo de pan vive el hombre”.
Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante
todos los reinos del mundo, y le dijo:
― Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me lo han
dado y yo lo doy a quien quiero. Si te arrodillas delante de mí, todo será
tuyo.
Jesús le contestó:
― Está escrito: “Al Señor tu Dios adorarás y a él sólo darás
culto”.
Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y
le dijo:
― Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito:
“Encargará a los ángeles que cuiden de ti”, y también: “Te sostendrán en sus
manos, para que tu pie no tropiece con las piedras”.
Jesús le contestó:
― Está mandado: “No tentarás al Señor tu Dios”.
Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra
ocasión.
COMENTARIO AL EVANGELIO DE LA SEMANA
Los evangelios sinópticos (Marcos, Mateo
y Lucas) colocan el relato de las tentaciones de Jesús al inicio de su
actividad pública. Quizás con ello nos están diciendo que, antes de empezar una
misión liberadora, es necesario enfrentarse con los propios “demonios
interiores”.
Sin haber pasado
por ahí, lo más probable es que veamos los “demonios” en los demás o que
estemos a merced de esas fuerzas que permanecen ocultas, pero bien activas, en
nosotros, conduciéndonos adonde no queríamos ir.
Los demonios de
los que hablan estos relatos son tres que caracterizan bien al ego: el tener,
el poder y el aparentar. Es en ellos donde el ego se atrinchera y donde se
aferra para sentirse que es "algo". Bienes materiales, poder e
influencia, imagen y prestigio: he ahí los intereses del ego.
Si nos damos
cuenta, lo que se busca detrás de ellos, es una misma cosa: seguridad.
Precisamente por eso, la manera de “lidiar” con esos demonios es reconocer la
necesidad pendiente y descubrir la falsedad de sus promesas.
Quien se halla
sometido a esos “demonios” es nuestro niño interior, necesitado de seguridad.
Si miramos bien, veremos que, detrás del estereotipo del avaro, del déspota o
del vanidoso, hay siempre un niño que está reclamando seguridad y afecto.
Durante este período de reflexión y
cambio que nos ofrece la cuaresma debemos comprender y asimilar como cristianos
que todo el dinero del mundo, todo el poder y toda la fama son incapaces de
otorgar seguridad y plenitud. No solo eso, esas voces de la tentación nos
confunden y nos hacen olvidarnos de nuestra verdadera identidad. Que somos
hijos de Dios y que estamos llamados a vivir en Él y que sólo en Él nos
encontraremos verdaderamente reconfortados y alegres
domingo, 10 de febrero de 2013
CUARESMA 2012
MENSAJE DEL SANTO PADRE
BENEDICTO XVI
PARA LA CUARESMA 2013
BENEDICTO XVI
PARA LA CUARESMA 2013
Creer en la caridad suscita caridad
«Hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él» (1 Jn 4,16)
«Hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él» (1 Jn 4,16)
CUARESMA 2013
¿QUÉ ES LA CUARESMA?
La Cuaresma es el tiempo
litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para prepararnos a la gran fiesta
de la Pascua. Es tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y de cambiar
algo de nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.
La Cuaresma dura 40
días; comienza el Miércoles de
Ceniza y termina antes de la Misa
de la Cena del Señor del Jueves Santo. A lo largo de este tiempo, sobre todo en
la liturgia del domingo, hacemos un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo de
verdaderos creyentes que debemos vivir como hijos de Dios.
El color litúrgico de
este tiempo es el morado que significa luto y penitencia. Es un tiempo de
reflexión, de penitencia, de conversión espiritual; tiempo de preparación al
misterio pascual.
En la Cuaresma, Cristo
nos invita a cambiar de vida. La Iglesia nos invita a vivir la Cuaresma como un
camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo
con el prójimo y haciendo obras buenas. Nos invita a vivir una serie de
actitudes cristianas que nos ayudan a parecernos más a Jesucristo, ya que por
acción de nuestro pecado, nos alejamos más de Dios.
Por ello, la Cuaresma es
el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día, durante toda la
vida, hemos de arrojar de nuestros corazones el odio, el rencor, la envidia,
los celos que se oponen a nuestro amor a Dios y a los hermanos. En Cuaresma,
aprendemos a conocer y apreciar la Cruz de Jesús. Con esto aprendemos también a
tomar nuestra cruz con alegría para alcanzar la gloria de la resurrección.
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